6. Dieta y síndrome de intestino irritable

La relación que existe entre los síntomas de intestino irritable y la dieta es muy compleja.

Puntos clave del síndrome de intestino irritable:

    1. Hay dos enfermedades en las que hay una relación indiscutible entre los síntomas digestivos y determinados alimentos. Son la Enfermedad Celíaca y la Intolerancia a la Lactosa. Ambas enfermedades pueden ser diagnosticadas por un especialista de Aparato Digestivo mediante pruebas diagnósticas fiables.
    2. En el resto de casos en que se sospecha Intolerancias alimentarias, no se dispone de test diagnósticos fiables y sencillos. Los test de intolerancia que se anuncian por Internet y medios de comunicación (tales como el test ALCAT o los test de bioresonancia), no tienen ninguna base científica y la mayoría de las veces sólo sirven para confundir a los pacientes.

Consejos generales para pacientes con síndrome de intestino irritable

  1. Los pacientes con síndrome de intestino irritable deben dedicar gran parte de su tiempo libre a actividades que les ayuden a relajarse. Se recomienda realizar ejercicio físico a diario (al menos 20 minutos de actividad física moderada, como andar a paso rápido, nadar, etc.)
  2. Comer a intervalos regulares y dedicar tiempo a las comidas. Evitar comidas demasiado copiosas o escasas y evitar saltarse comidas.
  3. Beber al menos 8 vasos de líquido al día, especialmente agua y bebidas sin cafeína (infusiones, …). Restringir el café a un máximo de 3 tazas al día. Evitar bebidas alcohólicas y bebidas carbonatadas.
  4. Reducir la ingesta de almidones no digeribles (los que se encuentran en alimentos precocinados) y de comidas picantes o muy grasas. Las personas con distensión deben disminuir la ingesta de los alimentos que más se fermentan (legumbres, pan, salvado y edulcorantes artificiales).
  5. Las personas con diarrea deben evitar el sorbitol (edulcorante presente en chicles, golosinas, …).
  6. Las personas estreñidas que precisen tomar fibra, deben tomar preferiblemente fibra soluble, como la que está presente en cereales de avena, en semillas de lino (1 cucharada sopera al día) o en laxantes naturales como Plantago ovata.  No se debe tomar demasiada fibra insoluble (salvado, panes ricos en fibra,…).